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Relación Entre Desatención o Falta de Afecto y la Inteligencia

El estudio llevado a cabo por el psicólogo y neurocientífico de Harvard Charles Nelson durante 15 años llamado "Proyecto de Atención Temprana"  en niños del orfanato St. Catherine de Bucarest y cuyo objetivo era documentar las consecuencias sociales de la desatención de los más pequeños, ha constatado como ya afirman otros especialistas en la materia que:

La Desatención y la Falta de Afectos Afectan Negativamente al Desarrollo y a los Niveles de Inteligencia de los Niños

Las conclusiones de los investigadores son verdaderamente alarmantes, todos los niños han sufrido daños mentales graves, debido a la desatención y las carencias socioafectivas, el orfanato en sí goza de unas instalaciones fantásticas, pero las atenciones de los trabajadores a los niños son las mínimas, según el investigador las enfermeras se quedaban en la sala de televisión conversando y fumando mientras los niños se quedan desatendidos en la sala de juegos, ausentes, desnudos, desamparados, según Nelson los efectos han sido más devastadores que el maltrato o los abusos sexuales.

Momento Decisivo en la Vida y la Inteligencia del Bebé

Según los investigadores son los primeros 100 días de la vida del bebé en los que sus habilidades cognitivas van avanzado a pasos agigantados, con un peso de apenas 300 gramos y casi cien mil millones de neuronas el cerebro del bebé recibe estímulos que facilitan que sus neuronas se interconecten hasta lograr alcanzar varios cientos de billones de sinapsis a los tres años de edad aproximadamente cuando habrá alcanzado el 85 por ciento de su desarrollo.

El cerebro de un bebé es insaciable por lo que los estímulos ambientales son imprescindibles para que las neuronas se conecten.

Al parecer solo para amamantarse del pecho de la madre necesita activar veinte reflejos. El contacto físico con la madre es vital, según el neonatólo Adolfo Gómez Papí el bebé se siente uno con su madre, ella lo tranquiliza cuando llora, siendo su amor el que regula sus emociones, hace madurar su sistema nervioso enseñando y educando sus respuestas ante el estrés así como a empatizar mediante las caricias que recibe..

Así las cosas, los circuitos cerebrales que no se usan quedan inservibles, a esto se le llama "poda sináptica" porque la neurona no muere pero los axones quedan inútiles.

Los resultados de los encefalogramas que se practicaron a los pequeños del orfanato, mostraron que las ondas beta indicadoras del estado de alerta eran mucho más débiles que en niños normales, se mostraban aletargados; según la escala de desarrollo mental de Bayley utilizada para medir el cociente intelectual, los niños huérfanos alcanzan un valor de 74 solo un poco mejor que la que alcanzan los niños con discapacidad intelectual.

Por otro lado se apreció que las habilidades de comunicación eran peores, su vocabulario, comprensión oral, gramática y otras facetas en comparación con los niños de la misma edad criados fuera de orfanatos.

El buen trato a un niño no aumenta el número de neuronas pero sí la conexión entre ellas lo que conlleva un aumento de la inteligencia del niño y posteriormente del adulto.

Las Palabras y la Inteligencia del Niño

Según los investigadores los hijos de padres con estudios universitarios escuchan hasta 2153 palabras por hora, en contraste con los de padres sin estudios que escuchan al rededor de 616 palabras a la hora.

Para los pequeños tienen 14 años de edad se acumula una diferencia de vocabulario de hasta 30 millones de palabras. 

Cuando los más pequeños han estado expuestos a un vocabulario pobre y austero se favorece como no podría ser de otra manera que en la edad adulta se generen personas con dificultades para expresarse.

Los cuidados que reciben los niños ya sea por sus familias naturales o por sus familias
 de acogida puede despertar la actividad mental de los niños, sus cocientes intelectuales pueden aumentar al igual que sus habilidades.

Según el Dr. Nelson en torno a los dos añitos de edad se cierra una ventana en el desarrollo de los niños, por lo que se sospecha que es durante los dos primeros años de vida del individuo que se crean los circuitos sobre lo que luego se asentará su inteligencia en años posteriores.

Si los daños durante este periodo de tiempo han sido graves y prolongados en el tiempo el cerebro no consigue recuperarse plenamente por muchos cuidados que reciban los pequeños. 

Las investigaciones tomográmificas han desvelado que entre los niños criados con familias de acogida en comparación con los niños del orfanato, la sustancia gris formada por los cuerpos de las neuronas no consiguió alcanzar un grosor normal al contrario de lo que ocurrió con la sustancia blanca formada por las fibras mediante las que unas neuronas se conectan a otras; Siendo visiblemente mayor su volumen en los niños criados en las familias de acogida, incluido el cuerpo calloso que es la estructura que comunica ambos hemisferios cerebrales, incluso aumentando su grosor y densidad. 

La conclusión es la cantidad de neuronas no aumenta pero si lo hace la cantidad de células nerviosas disponibles aumentando el número de sus conexiones, lo que se traduce en una mayor inteligencia.

Además las investigaciones con los niños de orfanato han hecho evidente lo que los científicos llaman enanismo psicosocial, que se traduce en niños y adolescentes con un retraso en su crecimiento de unos cuatro años, falta de atención y problemas de socialización.

Envejecimiento Prematuro

Otro sorprendente hallazgo ha mostrado que los telómeros o extremos de los cromosomas de estos niños son mucho más cortos de los habitual, lo que está relacionado con el envejecimiento prematuro.

Es como si los niños con falta de cariño y atención llevasen de por vida en sus células un recordatorio del abandono sufrido durante sus primeros años de vida, sus cromosomas quedan afectados.

Los pequeños víctimas del abandono y la falta de cariño estudiados en el orfanato manifiestan trastornos de depresión, ansiedad, déficit de atención, vida emocional pobre, falta de entusiasmo, falta de alegría, desapego, apatía, indiferencia, inaccesibilidad emocional, ansiosos de contacto humano de cualquier tipo sin arbitrariedad, etc.... estamos emocionales mucho más agresivos que los de los niños criados en entornos familiares.

La conclusión es por lo tanto que los niños y su salud física y emocional son de interés para toda la sociedad en general.

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