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Adaptarse al Otoño con Alimentos y Suplementos

El mes de Septiembre es el punto de inflexión para adaptar el organismo a los cambios atmosféricos que se avecinan, la bajada de las temperaturas, menos horas de luz natural, lluvia, viento, etc.; estos cambios climáticos inciden en nuestro estado físico y psíquico.

Añadamos a los cambios atmosféricos la vuelta de vacaciones y el aumento de tiempo personal que dedicamos a las obligaciones diarias generando por consiguiente un aumento de estrés hasta que se efectúa la adaptación.

Una alimentación adecuada con alimentos frescos de la temporada y suplementos específicos para cada situación, teniendo en cuenta, el sexo, la edad, el grado de estrés, esfuerzo físico y emocional junto con la consideración debida a cualquier tratamiento farmacológico que se esté recibiendo puede ayudarnos a afrontar la estación otoñal.

¿Cuales son los alimentos de la temporada otoñal?

Se trata de alimentos cuyos antioxidantes constituyen un refuerzo cerebral, cardiovascular y del sistema inmune para preparar el organismo para el invierno.

Las setas, alcachofas, berenjenas, calabacines, cebollas, coliflor, endibias, apio, ajo, espinacas, nabos, pimientos, remolacha, zanahorias....

Los plátanos, pomelo, manzanas, membrillos, limones, kiwis, chirimoyas, uvas, frutos secos (nueces, castañas, avellanas, almendras) .....

Las setas son ricas en agua, aportan proteína y principalmente vitaminas del grupo B1, B2, B6, niacina y ácido fólico junto a minerales como el fósforo potasio, hierro, cobre y zinc.

Las almendras son muy ricas en lípidos sobre todo ácidos grasos monoinsaturados, principalmente oleico, palmítico y poliinsaturados como el linoleico, además son ricas en fósforo, magnesio, calcio, potasio, vitamina E, niacina entre otros.

Las avellanas también contienen ácidos grasos monoinsaturados.

Las castañas son ricas en hidratos de carbono, aportan pocas proteínas y poca grasa, son ricas en potasio, magnesio, hierro, fósforo, vitamina E y C.

Las nueces son un alimento rico en grasa con un buen aporte de proteínas, son ricas en Omega 3, también contienen Omega 6, Vitaminas B1, B2, Niacina, B6 y Vitamina E, además de minerales como el fósforo, el potasio, el magnesio, el zinc, el manganeso y el cobre.

Suplementos para Adaptarse al Otoño

DHA

o ácido docosahexaenoico, es un ácido graso de la serie omega 3; este ácido graso esencial afecta positivamente a las funciones cerebrales y a su desarrollo, mejora la función cognitiva, el ánimo, el comportamiento, la concentración, la memoria, la comprensión y la capacidad de aprendizaje, si bien está indicado en todas las edades, es especialmente conveniente en el caso de niños y estudiantes.

Astrágalo

Astragalus membranaceus, sus principales principios activos, triterpenos y saponinas que proporcionan un efecto adaptógeno y acomodativo del sistema nervioso, hormonal e inmunológico, facilitando la respuesta al estrés, regulando la actividad adrenal.

Otros componentes importantes son los flavonoides y los polisacáridos, encargados de favorecer la estimulación del sistema inmune, aumentar la función de los linfocitos T e incrementar la producción del interferón.

El astrágalo mejora la respuesta inmune frente a infecciones de las vías respiratorias con mejor efectividad cuando se ha ingerido antes de que se produzcan los procesos infecciosos.

Resveratrol

El resveratrol es un polifenol antioxidante que además de estar en la piel de las uvas, también se concentra en los cacahuetes, arándanos, vino tinto y diferentes plantas. El resveratrol es un protector cardiovascular que promueve el equilibrio de la glucosa en sangre y está asociado a la longevidad.

Vitamina E

La vitamina E  o d-alfa tocoferol, la vitamina liposoluble por excelencia es un antioxidante lipídico, se encuentra en grandes cantidades en el aceite de germen de trigo, el aceite de oliva virgen, las semillas de lino, la soja, las avellanas y almendras, el aguacate, la cebada...., etc.

La vitamina E interviene en la respiración celular de todos los músculos incluido el cardiaco y el esqueleto, fortalece las paredes capilares, refuerza el sistema inmune y favorece el buen estado de la piel.

Vitamina D

La vitamina D está implicada en la activación de las defensas, sin una cantidad suficiente las células asesinas del sistema inmune no son capaces de reaccionar y luchar contra las infecciones graves del organismo.

Según las investigaciones las células T que son las que detectan los agentes patógenos tales como bacterias y virus, dependen de la vitamina D para ser activadas.

Control de la Ansiedad  Durante el Cambio Estacional

Algunos organismos pueden sufrir trastorno del sueño, nerviosismo, ansiedad e insomnio en su proceso de adaptación climatológica, algunas plantas utilizadas tradicionalmente pueden ayudarnos en esos momentos puntuales.

Valeriana

La valeriana officinalis, su principio activo principal es el ácido valerénico. Es una planta con una larga tradición sedante-tranquilizante.

La valeriana actúa sobre el sistema nervioso central reduciendo la tensión nerviosa, además favorece la inducción al sueño.

La valeriana ha sido ampliamente documentada como hierba activa, si bien todavía no se conocen completamente los mecanismos de acción exactos, se ha utilizado en medicina tradicional para inducir al sueño y para mejorar su calidad.

Según algunos estudios científicos in vitro. la valeriana podría actuar como antioxidante frente al hierro en las neuronas del hipocampo. La planta ha sido examinada en función a su acción protectora sobre la peroxidación lipídica en la corteza cerebral y en la degradación de la desoxirribosa un monosacárido que forma parte de la estructura de nucleótidos del ADN.

Si el efecto sedante de la valeriana no es suficiente para reducir la ansiedad del periodo de adaptación puede recurrirse al GABA.

GABA

Es el ácido gamma aminobutírico, aunque no lo es, se le considera un aminoácido.

Se forma a partir de glutamato mediante la acción de la enzima glutamato descarboxilasa que está presente en las hormonas y que sintetizan el GABA en el encéfalo, donde es el neurotransmisor inhibidor más frecuente, encontrándose en todas las sinapsis encefálicas.

El GABA también está presente en grandes concentraciones en el tálamo, hipotálamo y lóbulos occipitales. 

Al ser un neurotransmisor inhibitorio, aporta un efecto tranquilizante sobre el sistema nervioso central.

El estrés es un elemento activo que altera algunos neurotransmisores como GABA y los receptores de serotonina, ambos indispensables como inhibidores que controlan estados emocimales.

GABA es esencial para el equilibrio general entre la excitación neuronal y la inhibición; actúa sobre tres tipos de receptores GABA A, B y C. Los receptores GABA A tienen localizaciones tanto presinápticas como postsinápticas.

Para aclarar aún más la necesidad de GABA, queda bien documentado que la deficiencia de GABA se asocia frecuentemente a diversos trastornos neurológicos como Corea de Huntington, Parkinson, Alzheimer y otras enfermedades y trastornos psiquiátricos como la ansiedad, depresión, pánico, manías y otras...

Además se comporta como un inductor no somnífero del sueño, es decir como una especie de sedante natural.

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